REFLEXIONES DEL PASTOR
DOMINGO 12-7-2015
XV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO
CONOCER AL HOMBRE
Mc 6, 7 – 13
¿Qué hay que hacer para evangelizar al hombre y al mundo de hoy? Hay que conocer al mundo y al hombre de hoy. Este es el primer paso a dar.
El perfil del hombre y del mundo actual es muy complejo. Me voy a fijar de un rasgo que según mi parecer está condicionando el proceso de la evangelización: el consumismo. Pero es preciso comprender el significado existencial del consumismo y descubrir las oportunidades y peligro para la evangelización.
El ser humano tiene necesidad de los bienes materiales, para vivir como persona y con dignidad. No podemos olvidar que toda persona para que pueda vivir y desarrollar una vida digna y feliz necesita un mínimo de bienes materiales y hay que luchar para que los tenga, y esto es justicia. Se requiere cierto bienestar material, pero no es suficiente para un desarrollo integral; además de los bienes materiales son precisos otros bienes, como los inmateriales y espirituales. Entonces el problema no está en el consumo, que es una realidad natural y necesaria, sino en darle un sentido de exclusividad; es decir, concebir y orientar toda la vida desde la perspectiva del bienestar, reducido a consumir bienes materiales, que se convierten en meta y en motivo que orienta toda la vida.
De este modo, se da el paso de un consumo, como algo natural y necesario, al “consumismo”, que se convierte en un tipo de religión, evangelio de las sociedades desarrolladas, pues “donde está tu corazón, allá está tu dios”. Este espíritu consumista se ha introducido en lo más íntimo de nuestra cultura y de nuestro modo de ser, constituyéndose en uno de los mayores enemigos y obstáculos de la religión y de la evangelización. Voy a insinuar dos consecuencias, aunque puede haber más.
El Dios de Jesús no es Buena Noticia para la sociedad consumista y hedonista en la que vivimos.
Para el consumismo, cuya moral es la llamada “moral indolora”, las malas noticias es mejor desoírlas, evitarlas. Pero, cuando no se quiere ver el dolor y se cierra al sufrimiento de los otros, no se puede descubrir al Dios de Jesús.
En la actual situación de crisis y de escasez que vive Venezuela, la eficacia pastoral, para ser más eficaces y atraer a la gente, se somete a Dios y su mensaje a las técnicas publicitaras y visuales que usa la sociedad consumista, sin previo discernimiento evangélico. Nadie pone en duda que la acción pastoral necesita medios técnicos, pero no debemos pensar que la eficacia será mayor disponiendo de recursos poderosos “según el mundo”.
Un gran pensador lo advirtió ya: “lo que hace el mundo moderno un terrible tentador es que propone y vulgariza tanto los bienes materiales ricos, pesados y dominadores, los emplean con tal ostentación y poder que hace creer que son estos los medios principales, los más importantes”.
El mensaje de Jesús se enraíza en las necesidades más profundas del ser humano: vivir en plenitud es un mensaje de felicidad para todos ser humanos sin excepción alguna. Por tanto, se ha de pasar de una religión moralizante, del deber, a una religión capaz de responder a las necesidades y demandas profundas del ser humano de hoy. La gran aportación al hombre consumista por parte del cristianismo es ofrecerle una “espiritualidad”. Pues los valores que ofrece la sociedad consumista son todos exteriores a la persona: se cultiva la apariencia, la exhibición, el tener, el rodearse de cosas, entre otros. No hay espacio para pensar. Sin embargo, mediante la espiritualidad, como transformación interior, se reaviva nuestra llama interior, se cuida el espíritu, reprimido y secuestrado por el consumismo aberrante de la sociedad actual.
En segundo lugar, se precisa lucidez crítica, capacidad de discernimiento, ya que la experiencia religiosa y de misterio está llena de dificultades y de engaños.
Que la Palabra de Dios y la celebración de su amor nos haya hecho revivir con un nuevo vigor la encomienda del Señor: anunciar la Buena Noticia y sanar.
+Roberto de Coro
@MonsLuckert