Reflexiones del pastor. Fiesta del bautismo del Señor. Domingo, 12/1/2014

DOMINGO 12-01- 2014
FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

VIVIR LA FE
Lc  3, 15   – 16; 21 -  22

Muchas veces los cristianos hemos discutido sobre las dimensiones de nuestra fe. Así contraponer espiritualismo a compromiso social o político, ha sido el pan nuestro de cada día y sigue siendo el fondo de una controversia latente, con sucesivas manifestaciones muy diversas, a pesar de su falta de sentido.

Cabe pensar que cuando en un momento de la historia o en un lugar determinado se hace hincapié en un aspecto real de la vida más que en otro, sin duda se está echando de menos algo legítimo o la preponderancia de algún elemento importante sobre otro también importante que queda anulado u oscurecido.

Y esto mismo puede decirse de las formas de ver y vivir la fe cristiana. No han faltado en la historia del pueblo de Dios movimientos de todo tipo que casi siempre han pretendido hacer valer unos determinados aspectos del vivir cristiano, con el riesgo de prescindir de otros o de minusvalorados.

La salvación de los hombres proclamada en la revelación cristiana  ¿es una realidad meramente espiritual, pendiente de lo que sucede más allá de este tiempo nuestro que vivimos en el mundo, o tiene que ver con la liberación social, política y económica de los hombres ya aquí en este momento?

Los movimientos y las ideas no surgen en su correspondiente punto histórico porque sí. La llamada que escuchamos desde tantas instancias a un compromiso sociopolítico de los cristianos, no es una tontería de unos iluminados, ni la contraposición entre espiritualismo y actividad social, deja de ser una estupidez de quienes se pronuncian con interés individuales, con miedo o sin saber.

Deja atónito contemplar como en una comunidad parroquial se idea la ayuda económica que ella misma está llevando a cabo con un proyecto social en el tercer mundo, sin embargo, se relega cualquier actividad caritativo – social en el entorno inmediato de la misma comunidad proclamándose, a la vez – por parte de los pastores de la misma –, que no hay más caridad o amor a Dios que “la exclusiva y directa unión del alma de los fieles con el Señor, presente de modo real en el sacramento del altar.

Difícilmente se entiende que haya hoy quien se empeñe en hacer un flaco favor a los creyentes sencillos de su propia comunidad manteniendo formulaciones de otro tiempo que un cristiano del mundo actual difícilmente puede entender y menos, integrar en su propia vida. La salvación de Dios se va llevando a cabo aquí cada vez que se hace algo en favor de la promoción de la vida humana.

Dios señala a su hijo mezclado entre los hombres y descubre en Él al salvador de todos. Lo característico del Dios de la biblia es que no se revela en los atributos de infinitud y omnipotencia, si no en la llamada a todo eso que hoy calificamos de lucha por la justicia.

En la escena del bautismo de Jesús se contiene la confesión de fe de la comunidad cristiana. En Jesús reside el espíritu, la fuerza salvadora de Dios. La salvación cristiana pasa necesariamente por la realización de programas y proyectos que hagan posible la justicia y la paz, pero va mucho más allá, no entender esa trascendencia implica mutilar de forma esencial el pensamiento de Jesús. Es limitar nuestro compromiso de fe. 

+ Roberto de Coro
@MonsLuckert