Reflexiones del pastor. ¡Cristo Rey! Domingo, 24/11/2013

XXXIV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO
FIESTA DE CRISTO REY
¡CRISTO REY!
Lc 23, 35   – 43

La solemnidad de Cristo Rey se presta a múltiples interpretaciones según sea la óptica desde la que se contempla la realeza de Cristo. Si queremos entenderla desde el ángulo de los reinos de este mundo, de nuestra peculiar manera de realizar los reinados o de nuestros ocultos intereses, en manipular el ejercicio del poder, podemos llegar a ver en la fiesta de Cristo Rey la exaltación de todos nuestros abusos. Pero si, como resulta obvio para la fe pues sabemos que Cristo es el hijo de Dios, tratamos de iluminar nuestros reinados a la luz del de Cristo, está claro que la fiesta que celebramos no puede tener si no un sentido y solo uno.

Las dos tomas de posición arrojan balances tan dispares como las distancias entre los pensamientos de Dios y los de los hombres; tan diferentes como imponer y el proponer, vencer y convencer, explotar y servir, apropiarse y repartir, privilegiar a unos pocos y responsabilizar a todos, tener en cuenta a la élite y contar con todo el pueblo, adoptar una actitud de prevención contra el hombre – enemigo - y tener los brazos abiertos al hombre hermano. El cambio de actitud no es demasiado difícil si, superado el a priori de nuestro  pecado  - nuestro pasado – somos capaces por la fe, de partir del único a priori absoluto que es Cristo, el Hijo de Dios. 

Y este es el a priori de Dios su palabra, su mandamiento: que nos amemos como él no ha amado. A la luz del mandamiento de Cristo, palabra realizada en la cruz la única perspectiva para reinar es servir y el horizonte del servicio es el reinado.

Si verdaderamente creemos en Cristo Rey, nuestra fe solo puede ser fuerza para liberarnos y liberar de toda forma de servidumbre, luz para aclararnos y salir de nuestro prejuicio, gracia para aceptar como posible, como compromiso, lo que por todas partes y en todas las claves se canta como imposible.

Solo así podemos celebrar la fiesta de Cristo Rey. Lo otro seria hacer un pretexto de Cristo Rey para justificar nuestras ambiciones.

Cristo es Rey y nosotros un pueblo de reyes. Pero nosotros no podemos entender nuestra realeza de manera distinta como Cristo entendió la suya. Para Cristo reinar fue servir y dar su vida por todos los hombres. ¿Qué es para nosotros reinar? ¿Acaso imponer por la fuerza a los demás la voluntad de Dios y… la nuestra? Cristo reinó en la cruz en medio de la debilidad. ¿Dónde queremos reinar nosotros? ¿Acaso en los palacios, en los gobiernos, en las corporaciones públicas, en las alcaldías, en los sindicatos, en las escuelas y universidades, en los grandes consejos de administración y en las empresas, en los medios de comunicación social…? Si es así, somos todavía esclavo de la ambición y del poder que todo lo corrompe, incluso la religión.

Hoy es un día apropiado para pedir perdón a Dios por el triunfalismo y por la intolerancia de la Iglesia y para celebrar después con humildad la fiesta del Rey que es manso y humilde de corazón.

Con esta fiesta concluimos el Año de la Fe, tenía como propósito el papa Benedicto XVI entusiasmar a los católicos dormidos de conocer su fe para poder amarla y para poder mejor defenderla. Ojalá que esta iniciativa haya conseguido frutos abundantes en el corazón de todos los católicos del mundo.

+Roberto de Coro
@MonsLuckert