MENSAJE
DE NAVIDAD
Jn
1, 1 – 18
Es muy difícil que en
nuestro rincón aburguesado y ocupado por tantos problemas cotidianos,
inquietudes y deseos de corto alcance se entienda bien el mensaje de Navidad.
Posiblemente, ni
siquiera allí donde pensamos que se dé valor injustamente, el núcleo y algunos
textos, como el anuncio de paz que hacen los ángeles, den muchos creyentes con
el verdadero sentido de la Buena Noticia de la Noche Buena.
Algunos textos son
concisos y sin glosas: “Se cumplieron los días y María da a luz a su hijo, lo
envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos
en la posada”. Esto es todo.
Tenemos muy presente
el recuerdo de Teresa de Calcuta; la mujer que, en nuestros días, ha sido un
clarificador y señero ejemplo de vida, como nos anuncia el evangelio acerca de
María y Jesús.
Resuena en nosotros
la palabra expresa del Señor que ya había hecho patente con su nacimiento: “A
los pobres los tendrán siempre entre ustedes”.
Celebramos Navidad y
quién más y quién menos sabe que no podemos disfrutar de nuestros tiernos
sentimientos de espalda a los pobres y a los que sufren. Aunque a primera vista
parezca que la causa de los pobres poco tiene que ver con lo de la Navidad y
que aprovechar las circunstancias es un oportunismo, muchas organizaciones
humanitarias como Cáritas, Pastoral Social, entre otras, al igual que nuestras
ideas y sentimientos van a decir lo contrario. En realidad, es la vida humana
(no ya solo la cristiana) la que no se puede desarrollar de espalda a la
justicia, a la fraternidad y al interés por el prójimo, es decir, de espalda a
los pobres y a los que sufren, aunque el “volverse” hacia ellos sea entendido y
practicado en distintas formas y en distinto grado, como lo demuestra la
historia de la caridad y como nos lo demostró Teresa de Calcuta con su vida
ejemplar atendiendo y sirviendo a los más pobres del mundo, visitada de
dignatarios y sin ningún amigo de los míseros barrios de Calcuta.
Es que, como hemos
dicho otras veces, los pobres no son los que uno ve o explica acerca de la
justicia y la injusticia, el amor o el desamor…. Los pobres son, más bien, ante
quienes unos se explica y da razón del talante y orientación que tiene su vida.
Con el nacimiento de
Jesús y con su muerte, la pobreza y el sufrimiento de los hombres tienen que
ver más de lo que parece.
Navidad será siempre
la causa de Dios. Por eso, llenar nuestra vida de la alegría y la “ilusión” de
la Navidad consiste en hacer nuestra la causa de Jesús, que se hizo uno de los
nuestros para hacernos patente el amor de Dios y darnos la paz que ansiamos.
Que este Año de la
Misericordia nos ayude a vivir con mayor intensidad esta Navidad, viendo en
Jesús esos pobres del mundo a quien nosotros tenemos que servir ejerciendo el
mandamiento principal que Jesús nos enseñó, el mandamiento del amor.
+Roberto de Coro
@MonsLuckert