Reflexiones del pastor. La muerte se ignora. Domingo, 6/4/2014

DOMINGO 06-4-2014
V DOMINGO DE CUARESMA

LA MUERTE SE IGNORA
JN 11, 1  – 45

En nuestro mundo moderno la muerte ha sido desterrada de la vida pública y confinada al ámbito de lo individual. Solo tiene interés como terrorismo, como producto o efecto colateral de las guerras, como violencia y sadismo. Es decir, como espectáculo. Tal es la manipulación al uso en los medios de información, en las películas de acción, en tantas otras, incluso de dibujos animados. Lo que interesa, lo que produce “beneficios” es el componente de fascinación que ejerce sobre los vivos la muerte… de los otros, sobretodo, si los otros son los enemigos o los malos.

El lado personal, serio y trascendente de la muerte – la mía y la tuya, la de cada uno – ha sido reprimido, censurado. El cementerio ha dejado de ser el camposanto, el lugar inviolable que garantizaba el descanso de los antepasados, para convertirse en un complejo funerario, muy moderno, muy séptico, muy al gusto de todos, pero en realidad un mero negocio de explotación de los ahorros y sentimientos de los familiares del difunto.

En nuestro mundo priva lo biológico, lo culturista, lo estético y hedonista de la vida, a costa de lo espiritual y trascendente. Hoy vivimos en una cultura en la que la muerte es la gran ausente. En esta cultura se ha producido el silencio sobre lo esencial. Y no es bueno.

Sabemos que somos mortales. Pero no nos lo creemos, no nos lo tomamos en serio y así vivimos “como si no tuviéramos que morir”. Igual que los malos estudiantes,  que pasan el curso como si no tuvieran que examinarse. El caso es que nos empeñamos en aprovechar la vida, viviendo desaforadamente – total, para cuatro días, decimos para convencer y convencernos – y solo conseguimos perderla en entretenimientos y pasatiempos, divirtiéndonos y tratando de distraernos, pero sin enfrentarnos a lo más elemental  e insoslayable que es nuestra condición de simples mortales.

El no asumir de forma responsable nuestra condición mortal, como característica del ser humano, y la despreocupación de todo lo referente a su alcance y sentido, hacen que muchos den por supuesto que la muerte es el “se acabó”. Y así instrumentalizan la muerte como solución final todos los terroristas, los fanáticos, los legalistas y cuantos recurren a la muerte, a la pena de muerte, a la masacre y al asesinato para acabar con sus problemas. Nunca entenderán que la muerte no resuelve nada, ni siquiera la vida, pues son mayoría los que creen en la supervivencia.

Pero el no asumir de forma responsable la condición mortal, la despreocupación y el apartar el problema, también puede causar otros estragos. Porque muchos, por miedo a la muerte, viven ya muertos de miedo. Y no se atreven a vivir holgada y responsablemente con alegría y gozo compartidos para ser posibles la felicidad de todos.

El día de nuestro bautismo recibimos de Dios la semilla de una vida nueva, de una vida eterna. El tema de este V Domingo de Cuaresma es la resurrección de Lázaro, es un anticipo del mensaje pascual, que nos remite a nuestra condición de bautizados. No podemos perder nunca de vista el horizonte de nuestra esperanza.

Antes de devolver la vida a Lázaro, Jesús ordenó quitar la losa que cerraba el sepulcro. Hay que quitar la losa de los prejuicios que nos impiden creer, para que creyendo tengamos vida y la tengamos en abundancia sin ningún temor. La muerte es mi hermana, lo afirma San Francisco de Asís.

+Roberto de Coro
@MonsLuckert