7/3/2014: Diálogo

Ante la situación angustiosa que vive el país y el llamado que se hace de diferentes partes, particularmente de la Conferencia Episcopal Venezolana a dialogar, a poner en común las cosas por la cual los jóvenes están protestando, es importante decirle al presidente de la República, Nicolás Maduro, que no se puede dialogar con el puño cerrado, no se puede llamar al dialogo insultando y descalificando, no se puede llamar al dialogo amenazando a los interlocutores con los cuales se quiere conversar y buscar soluciones.

Ante este problema grave de falta de comunicación creíble de parte y parte, porque también la oposición se está radicalizando frente al grave problema de Venezuela, es importante clarificarles tanto al Gobierno como a la oposición que el dialogo es importante y para que haya un coloquio constructivo entre las dos partes lo primero que debe haber es CLARIDAD y TRANSPARENCIA, ante todo. “El dialogo supone y exige CAPACIDAD DE COMPRENSIÓN y DE TOLERANCIA, es un trasvasar  de pensamientos, es una invitación al ejercicio de las facultades superiores del hombre. Se dialoga con inteligencia. Bastaría esta razón para clasificarlo entre los mejores fenómenos de la actividad y de la cultura humana”.

Otro carácter que debe perfilar un diálogo constructivo es la MANSEDUMBRE, la que Cristo nos propuso aprender de Él mismo: “aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29). El diálogo NO ES ORGULLOSO, NO ES OFENSIVO, NO DESCALIFICA, NO AMENAZA. Su autoridad es intrínseca por la verdad que expone, por la caridad que infunde, por el ejemplo que da. No es orden, no es imposición, como parece ser que la tiene el Gobierno. Da la impresión de que la verdad solamente está de parte del presidente y de su equipo, los demás no tienen razón y no tienen algo que argumentar.

EL DIÁLOGO ES PACÍFICO, evita los modos violentos, ES PACIENTE, ES GENEROSO, y aquí hay que recordarle al presidente de la Republica que él es el padre de familia de una nación que se llama Venezuela y que él debe generar apertura porque gobierna no para una parte, sino para todo el país.

Otra característica del diálogo es la CONFIANZA, tanto en el valor de la palabra propia cuanto en la actitud para poderla aceptar por parte de los interlocutores. Lo que decía al principio: con “el puño cerrado y las amenazas, las descalificaciones” no puede haber confianza. Por lo tanto, el diálogo promueve la confianza y la amistad. Entrelaza a los espíritus en la mutua adhesión a un bien que excluye todo fin egoísta.

Una característica más del diálogo exitoso es la prudencia pedagógica, la cual tiene muy en cuenta las condiciones psicológicas y morales del que escucha, es decir, saber escuchar a un niño, saber escuchar a una persona inculta, si desconfía, si es hostil; y se afana por conocer la sensibilidad del interlocutor y por modificar racionalmente a uno mismo y las formas de la propia presentación para no resultarle aquel molesto e incomprensible.

Señor presidente, en el diálogo así ejercitado se realiza la unión de la verdad, de la caridad, de la inteligencia y del amor. Señor presidente, llame al diálogo pero baje el puño, llame al diálogo pero baje el tono agresivo de su discurso, llame al diálogo y entienda que usted es el presidente de la Republica y que tiene un gravísimo problema entre sus manos porque los que protestan pacíficamente tienen algo que ofertarle, algo que exigirle, algo que usted tiene que resolver. Recuerde que política es trabajar por el bien común de todos los venezolanos y esa es su gravísima obligación.

Tengo la grave preocupación, y se lo quiero advertir, de que al final de este enfrentamiento que manifiesta una gravísima enfermedad que padece el pueblo venezolano, resulte una nueva lista de Tascón, en la cual se descalifiquen a estos jóvenes que han protestado pacíficamente y han protestado por cosas que son veraces al sentimiento del gran pueblo venezolano, no les den la posibilidad de estudiar, no les den la posibilidad de trabajar, y así como hoy está vigente la lista de Tascón, se aumente esa agresiva y excluyente lista con nuevos nombres acusándolos de sediciosos y de incómodos al Gobierno.

Señor Nicolás Maduro, no olvide que Venezuela es un gran país, no olvide que durante 40 años vivimos en democracia con todos los errores que supuso; que hace más de 40 años hemos dejado la dictadura, hemos vivido libres; no olvide, Señor presidente, que Venezuela no es Cuba, no es una isla. No olvide, señor Presidente, que no salimos de la dictadura de Batista para caer en la dictadura de Fidel y de su hermano Raúl.

Venezuela ha vivido y quiere vivir en democracia y usted ha sido elegido democráticamente por los votos populares. No insulte, no descalifique, no desprecie, los que lo adversan son venezolanos y necesitan su comprensión y también un dialogo en el cual se respeten ambas partes y se busquen soluciones comunes a los problemas del país.

Le he dado las características de un diálogo constructivo y he estado parafraseando palabras del Santo Padre Pablo VI en su Encíclica Ecclesiam Suam.

Mons. Roberto Lückert León (+Roberto de Coro)
@MonsLuckert